España 3-0 Bielorrusia

Al empezar el partido supimos que Bielorrusia no iba a dar ningún susto. Entregaron las armas y esperaron que no los fusilaran. El 3-0 les pareció hasta morfina, en medio de una guerra que no era la suya. Primero fue Pedro, quien sigue demostrando que ya ha pasado su ciclo en el Barça y en la Selección, el que probaría suerte; pero su disparo pasó rozando el palo (y eso que Cazorla le había puesto un pase perfecto, dejándolo solo). Luego volvimos a ver ese juego pausado que nos mataba en el pasado con títulos y ahora nos molesta. Por suerte en una presión a la salida del balón de Bielorrusia pudo España desatascarse.

Buen movimiento de Koke robando el cuero y luego cediéndolo en la frontal a Isco. El malagueño, con una rosca precisa, la puso en la misma escuadra. Escuadra, escuadra. No esas escuadras que venden; pasó rozando el larguero y el palo. Y dos minutos después, Busquets marcó tras un fuerte chut que fue desviado por el defensa. 

En la segunda parte pudieron pitar un penalti a Isco, que fue agarrado cuando tras una pared se internaba en el área. Y casi a la hora de partido llegó el último gol. Tras abrir Koke a banda, Juanfran se internó en el área y Pedro definió por alto.

Esto fue el partido, tres goles, mucho toque y poco entusiasmo. Porque no nos engañemos, da igual que haya venido la frescura de Isco y Callejón que se había pedido; sigue de entrenador el mismo. Y mientras no dimita, no podrá haber una esperanza de cambio. No es de recibo que el once titular fueran 9 jugadores que estuvieron en el fracasado Mundial, que 8 de esos jugadores sean veteranísimos. Los Casillas, Pique, Juanfran, Busquets, Cazorla, Pedro deben dejar paso. Mientras siga el seleccionador seguirá el mismo circo, un circo que no podrá levantarlo Isco, Callejón, ni quien traiga para contentar mientras deja a sus amiguitos seguir viviendo del cuento.