El famoso señorío del que todo el mundo habla se ha llegado
a convertir en un arma de doble filo para el Real Madrid. Por una parte es un
halago de cierto sector y por otro una camisa de fuerza para que no pueda
moverse con libertad. No quiero alargarme mucho (ni tan poco hará falta) por lo
que voy allá con la precisión de un cirujano.
Para el Antimadridismo, el señorío que quieren ponerle al
Real Madrid no es más que una cárcel para que no pueda desenvolverse con plenas
libertades. En esa creencia no solo están ellos, sino parte del aficionado en
general al futbol y una parte de la propia afición del Madrid. La idea general
se basa en que el Real Madrid ha ganado mucho y es actualmente el equipo en la
cima del futbol, por lo tanto debe ser ejemplar y actuar como un Rey bondadoso
y en ocasiones con servilismo. Si señores, con servilismo debe actuar un Rey, o
eso dicen.
En cualquier caso los mayores antimadridistas lo ven como
que el Madrid en algún momento de la historia dejó de ser un equipo vulgar para
usurpar el trono del futbol y apropiarse indebidamente de la corona. Ello
conlleva a un odio extremo y por lo tanto el conjunto merengue no puede
exibirse ni gobernar el futbol con mano dura, ni con igualdad de condiciones
debido a que no es Rey Legal. En este sector están los equipos y aficiones que históricamente
han estado en contra, junto a sus medios de comunicación. Para ellos, el Madrid
no puede ni es moralmente aceptable que se queje de los árbitros (ya que
siempre han estado a favor, tanto ellos como las instituciones y Franco y su
madre). Para esta gente el Madrid debe aceptar que sea en ocasiones
vilipendiado por los árbitros para pagar “viejas deudas”. Por el contrario, si
en alguna ocasión (y son pocas) el árbitro se equivoca a favor de los
merengues, entonces estaremos ante el robo y la adulteración del Siglo. Y da
igual que le hayan robado 3 penaltis antes, que si hay un fuera de juego o tan
solo una falta que no piten amarilla al Madrid se lía parda.
Para ellos el señorío del Madrid incluye que no haya quejas
hacia el árbitro (algo que los demás equipos están exentos; pueden quejarse
vamos). También debe guardar las formas en sus declaraciones; nada de mostrar
odio por los demás, nada de molestar a los demás, nada de vanagloriarse de su
propia gloria, nada de exhibir alegría porque molesta. Debe vivir encerrado en
un convento y pedir cada día perdón por el crimen de reinar en el futbol sin
autorización.
Esta es la descripción del señorío que desea el sector más
antimadridista, pero no olvidemos que en la prensa central (mayoría atlética) y
en cierto sector del Madridismo, se han tragado la mentira del Señorío. Y ven
con malos ojos cuando sus jugadores hacen declaraciones que puedan molestar a
las otras aficiones, aunque sean simples defensas ante los ataques. Ven mal que
se quejen de los árbitros, aunque semana tras semana seamos vilipendiados por
los colegiados. Ven horrible que se devuelva mal por mal los ataques que
recibimos. Para ellos debemos estar callados y ganar sin mucho ruido. Y si hace
falta perdemos, no sea que nos cojan más odio.
Pero para el madridismo que se ha desatado por fin de la manipulación
de la prensa el Señorío es otro. Es gobernar el futbol con justicia, ni
intentar robar ni dejarse robar. Es ser noble, no ofender ni quedarse callado
ante las ofensas. Es morir en el campo, ganar a toda costa utilizando toda la
fuerza, compromiso, fe y luego celebrar las victorias por amor a tu propio
club. Desde luego eso es señorío, lo otro es ser un zombi, un siervo atado al
que golpean con un látigo. Y todo esto del señorío nos lo mostró Don Santiago
Bernabéu, del que podéis leer miles de frases curiosas donde os explica lo que
es el señorío verdadero.
Porque los que quieren encorsetar al Madrid, incluso muchos
madridistas, dicen y se llenan la boca de “es que el Madrid de Bernabeu y su
señorío” sin saber ni qué coño decía Bernabéu de verdad. ¡Leed un poco! Nuestro
gran presidente era el primero que atacaba al antimadridismo, quien lo definió
y quien puso contra las cuerdas siempre. Él atacó a la prensa defendiéndose de
sus continuas manipulaciones. Ese es el señorío que de verdad nos enseñó don
Santiago. Defender al Madrid en buena ley, reinando con justicia. A mí no me
vale no quejarse de los árbitros para ser un señor. Ser un señor es ir a Lorca
a apoyar a las víctimas de los terremotos. Ser un señor es actuar con grandeza
ante las adversidades, sin dejarse pisotear y cuidar al débil. Y cierro esto
con un grito de uno de los genios del twitter Darkko: ¡Señorío mis cojones!
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