Fuente fotografía: www.clubatleticodemadrid.com
Enhorabuena atléticos, somos supercampeones. Sí, también a los atléticos llorones, que por desgracia aún los hay. A ver si después de esto dejan de ponerse la venda antes de hacerse la herida. Si no, difícil que nos consideren un equipo grande. Que lo somos. Empieza el año y el Cholo ya ha conseguido que por cuarto año consecutivo ganemos algo, aunque sea un torneo menor. El quinto en menos de tres años y el que más ha ganado desde 2012. Y eso que ese año empezamos con Manzano en el banquillo. Casi nada.
Empezó eléctrico el partido. Sabedor el Atleti de lo bien que se le dan a los merengues los primeros quince minutos de todos los partidos que juega en el Calderón, quiso salir a morder y que pasasen los minutos lo más rápido posible. Pero ya sabemos que este no es el Atleti de hace diez años. Ni tampoco cinco. Esta vez fueron los rojiblancos los que pegaron primero. Primer minuto y en un balón largo Mandzukić gana a Varane por alto, Griezmann a Ramos y el croata otra vez al francés para batir a Casillas. Muy de cara se le ponía esto al Atleti, con su campo y el resultado a favor.
Con el trabajo cumplido el equipo local se relajó en la presión y el Madrid cogió la bola, pero siempre con un juego pesado, porque intentar jugarle cómodo este equipo es más difícil que yo ligue con Alex Morgan. Además cada balón aéreo que llegada a la zona de los centrales madridistas seguía siendo un drama y Mandzukić le volvía a ganar todos los balones a la zaga madridista como hizo en la ida. Parafraseando al legendario Bill Shankly podríamos decir que el fútbol es un deporte en el que ganaron los ingleses y en el que Mandzukić se lleva todos los balones aéreos. Sin embargo esta vez tenía un socio y Griezmann a punto estuvo de hacer el segundo.
Todo esto es muy bonito pero se preguntarán dónde están los palos, porque en los Madrid-Atleti puede haber muchas cosas, y entre ellas siempre hay palos. Empezó el árbitro calentando los ánimos con una amarilla a Tiago que nadie sabía muy bien por que era y todos intuíamos que la tranquilidad que se vivía en el campo era más bien el ojo de huracán. Y todos sabemos lo poco que duran. Mandzukić, que al final va a conseguir que los aficionados madridistas echen de menos a Diego Costa, tenía un enganchón con Ramos y poco después se desató la tormenta. Coentrao daba un cabezazo totalmente involuntario a Juanfran y el árbitro, al que ya parecía que el partido le venía grande lo demostraba. Sacó del campo a Juanfran y el Madrid aprovechó el momento de inferioridad rojiblanco para llegar por primera vez con peligro a la portería de Moyà y hacer su único tiro entre los tres palos. Al Cholo le empezó a cabrear la tardanza del trencilla en dejar entrar a su jugador y sus gritos y la poca paciencia del cuarto árbitro acabaron con el entrenador expulsado. Ahí el Cholo se convirtió en Chou. Se encaró con él, le dio un pequeño pescozón y cuando se iba, comenzó a aplaudir y a animar al público que desde entonces no pasó ninguna ocasión para pitar al árbitro. Puede que el entrenador atlético tuviese razón, pero igual que el comportamiento macarra se le censuraba a Mou hay que censurarlo al argentino.
Quedaban quince minutos de la primera parte y el Madrid empezaba a generar ocasiones claras como un tiro de Bale que pasó a escasos centímetros del palo. Entonces apareció Raúl García. Primero en una jugada de estrategia, luego con un latigazo que Casillas sacó como pudo y en córner siguiente ganó a Coentrao y solo salvó al Madrid que dirigiese mal el cabezazo. Llamativo es el caso de Raúl, debe ser en único jugador del mundo que no es una estrella que tiene esa relación con el gol, porque todo lo que toca es o gol u ocasión de peligro.
En el descanso el Ancelotti empezaba a preocuparse seriamente por el resultado y puso en el campo Cristiano Ronaldo, que aunque esté mermado sigue siendo caballería pesada. Pero hoy Koke y Tiago no estaban por la labor. Por cierto, todos los que criticaron la vuelta de este espero que hayan hecho ya la penitencia que les toca, o metidos en una cueva. Aunque también los hay que critican a Mandzukić. Ver para creer. Y de Koke que decir que no se haya dicho ya, manejó perfectamente la segunda parte, e incluso apunto estuvo de marcar el primer golazo del año. El Madrid es cierto que lo intentó, porque si en el Atleti la intensidad y el esfuerzo no se negocian los blancos tienen prohibido bajar los brazos. Si embargo esta noche no era la suya y los ataquen morían antes de llegar a la portería colchonera. Los últimos minutos fueron un absoluto quiero y no puedo en el que más cerca estaba de llegar el segundo a la contra. Y así acabo el partido, y el sextete.
Empezó eléctrico el partido. Sabedor el Atleti de lo bien que se le dan a los merengues los primeros quince minutos de todos los partidos que juega en el Calderón, quiso salir a morder y que pasasen los minutos lo más rápido posible. Pero ya sabemos que este no es el Atleti de hace diez años. Ni tampoco cinco. Esta vez fueron los rojiblancos los que pegaron primero. Primer minuto y en un balón largo Mandzukić gana a Varane por alto, Griezmann a Ramos y el croata otra vez al francés para batir a Casillas. Muy de cara se le ponía esto al Atleti, con su campo y el resultado a favor.
Con el trabajo cumplido el equipo local se relajó en la presión y el Madrid cogió la bola, pero siempre con un juego pesado, porque intentar jugarle cómodo este equipo es más difícil que yo ligue con Alex Morgan. Además cada balón aéreo que llegada a la zona de los centrales madridistas seguía siendo un drama y Mandzukić le volvía a ganar todos los balones a la zaga madridista como hizo en la ida. Parafraseando al legendario Bill Shankly podríamos decir que el fútbol es un deporte en el que ganaron los ingleses y en el que Mandzukić se lleva todos los balones aéreos. Sin embargo esta vez tenía un socio y Griezmann a punto estuvo de hacer el segundo.
Todo esto es muy bonito pero se preguntarán dónde están los palos, porque en los Madrid-Atleti puede haber muchas cosas, y entre ellas siempre hay palos. Empezó el árbitro calentando los ánimos con una amarilla a Tiago que nadie sabía muy bien por que era y todos intuíamos que la tranquilidad que se vivía en el campo era más bien el ojo de huracán. Y todos sabemos lo poco que duran. Mandzukić, que al final va a conseguir que los aficionados madridistas echen de menos a Diego Costa, tenía un enganchón con Ramos y poco después se desató la tormenta. Coentrao daba un cabezazo totalmente involuntario a Juanfran y el árbitro, al que ya parecía que el partido le venía grande lo demostraba. Sacó del campo a Juanfran y el Madrid aprovechó el momento de inferioridad rojiblanco para llegar por primera vez con peligro a la portería de Moyà y hacer su único tiro entre los tres palos. Al Cholo le empezó a cabrear la tardanza del trencilla en dejar entrar a su jugador y sus gritos y la poca paciencia del cuarto árbitro acabaron con el entrenador expulsado. Ahí el Cholo se convirtió en Chou. Se encaró con él, le dio un pequeño pescozón y cuando se iba, comenzó a aplaudir y a animar al público que desde entonces no pasó ninguna ocasión para pitar al árbitro. Puede que el entrenador atlético tuviese razón, pero igual que el comportamiento macarra se le censuraba a Mou hay que censurarlo al argentino.
Quedaban quince minutos de la primera parte y el Madrid empezaba a generar ocasiones claras como un tiro de Bale que pasó a escasos centímetros del palo. Entonces apareció Raúl García. Primero en una jugada de estrategia, luego con un latigazo que Casillas sacó como pudo y en córner siguiente ganó a Coentrao y solo salvó al Madrid que dirigiese mal el cabezazo. Llamativo es el caso de Raúl, debe ser en único jugador del mundo que no es una estrella que tiene esa relación con el gol, porque todo lo que toca es o gol u ocasión de peligro.
En el descanso el Ancelotti empezaba a preocuparse seriamente por el resultado y puso en el campo Cristiano Ronaldo, que aunque esté mermado sigue siendo caballería pesada. Pero hoy Koke y Tiago no estaban por la labor. Por cierto, todos los que criticaron la vuelta de este espero que hayan hecho ya la penitencia que les toca, o metidos en una cueva. Aunque también los hay que critican a Mandzukić. Ver para creer. Y de Koke que decir que no se haya dicho ya, manejó perfectamente la segunda parte, e incluso apunto estuvo de marcar el primer golazo del año. El Madrid es cierto que lo intentó, porque si en el Atleti la intensidad y el esfuerzo no se negocian los blancos tienen prohibido bajar los brazos. Si embargo esta noche no era la suya y los ataquen morían antes de llegar a la portería colchonera. Los últimos minutos fueron un absoluto quiero y no puedo en el que más cerca estaba de llegar el segundo a la contra. Y así acabo el partido, y el sextete.
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